Uno de los problemas que afecta con mayor notoriedad la economía guajira es la energía eléctrica. Los altos costos y sus deficiencias se constituyen en factor perturbador para una región, considerada como la fuente energética del país, por aquello de ser aportante del 85% del gas que se consume en todo el territorio, propietarios del carbón, y sede del principal parque eólico.
Si La Guajira fuera autónoma en la generación, comercialización y prestación final del servicio, hoy podríamos gozar de una capacidad que garantizara totalmente el uso de una energía a precios justos, y con una eficiencia total.
La sola planta de Termoguajira, sumada a las dos térmicas abandonadas en El Pájaro, más la producción eólica, bastaría para garantizar un eficiente y permanente servicio al complejo minero de El Cerrejón, y demás proyectos industriales que se instalen en este territorio.
Pero la verdad es que nada de eso nos beneficia de manera total. Por ejemplo, el costo del kilovatio de energía para los antioqueños es más barato debido a que ellos tienen grandes embalses para generar energía hidráulica. Las EPM hacen unos ejercicios que permiten a esa importante región vender al usuario final un producto a un precio más razonable. De allí la pujanza de ciudades como Medellín, Bello, Itagüí, Envigado, en donde existen grandes centros industriales, debido a la competitividad en los precios de la energía.
Para que un industrial decida trasladarse a La Guajira tendría que existir una confiabilidad en los servicios, y que éstos manejen tarifas razonables. Bajo esos parámetros será muy difícil aspirar a que nuestra región algún día pueda vivir un proceso de industrialización, comercialización y ampliación de su capacidad de oferta turística.
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